Dos visiones del Desembarco de Normandía

06 Junio 2019
En: Cine

Se conmemora hoy el 75 aniversario de uno de los hechos de armas más sobresalientes de la Segunda Guerra Mundial. Tal día como éste, en 1944, las playas de la región francesa de Normandía fueron el escenario de la lucha a muerte entre una fuerza de invasión proveniente de Gran Bretaña (los Aliados) y el ejército alemán. Era el comienzo de la ansiada liberación de Francia y Europa occidental de la tiranía nazi impuesta en 1940. Y la confirmación del declive del Tercer Reich, aunque el final del conflicto todavía se dilataría un año.

El cine se ha ocupado del acontecimiento desde el mismísimo Día-D. Lo demuestra el ejemplo de John Ford, cuyo trabajo en aquella jornada fue censurado por la brutalidad de algunas de las escenas que filmó. Después ha sido tema recurrente en varias películas, pero pocas veces como eje vertebrador del relato. Nosotros queremos recordarte las dos que son de referencia obligada: El Día más largo y Salvar al soldado Ryan.

El día más largo (DVD 2556) se basa en la novela de Cornelius Ryan publicada en 1959, un fresco impresionante de aquella fecha decisiva, expuesta desde los dos bandos y haciendo buen uso de un sinnúmero de testimonios en primera persona. No se reparó en gastos a la hora de trasladarla al celuloide. El presupuesto de 10 millones de dólares (el mayor en una producción en blanco y negro hasta La lista de Schindler en 1993) permitió contratar un elenco de actores internacional, repleto de estrellas de la época, encabezado, eso sí, por los anglosajones John Wayne, Robert Mitchum, Henry Fonda y Richard Burton. En aras de la credibilidad y la objetividad, se contó también con el asesoramiento de veteranos protagonistas de los ejércitos enfrentados. Unos y otros se pusieron a las órdenes de un trío de directores que se repartió el trabajo según la nacionalidad de los personajes implicados en cada escena. Ninguno de los tres era un peso pesado de la dirección, aunque el inglés Ken Annakin tuvo su momento de gloria con Aquellos chalados en sus locos cacharros y La batalla de las Ardenas (1964), y el austriaco Bernhard Wicki dejó algunos títulos interesantes como El puente (1959), La visita del rencor (1964) y Morituri (1965).

John Wayne interpreta al teniente coronel paracaidista Benjamin H. Vandervoort

Al igual que el libro homónimo, The Longest Day se ciñe a los sucesos del 6 de junio de 1944, desde los saltos paracaidistas de madrugada hasta la invasión anfibia en las primeras horas de la mañana. Trata de transmitir una imagen fiel de los hechos y humana de los personajes; de ahí que estos últimos hablen en su propio idioma (ergo, recomendable escucharla en VOSE) y que se retrate a los alemanes más como soldados profesionales que como nazis fanáticos.

Naturalmente, no es un film perfecto. La narración es clásica, entre otras cosas porque en 1962 se evitaba plasmar crudamente el horror de la guerra. A este objetivo se acerca más Uno Rojo: división de choque (1980), que cuenta con una lograda escena sobre el asalto norteamericano a la playa Omaha (nombre en clave del sector donde la resistencia alemana fue más encarnizada). Este es, precisamente, el punto de arranque de Salvar al soldado Ryan (DVD 5502). La película de Steven Spielberg se inspira en el caso real de cuatro hermanos que lucharon en la Segunda Guerra Mundial, dos de los cuales fallecieron y un tercero se creyó que había corrido la misma suerte, por lo que el cuarto fue enviado de regreso a casa. La búsqueda del superviviente es el hilo conductor de un guion que, de entrada, rompe moldes durante una primera media hora de intensidad nunca antes vista -y oída- en el cine bélico.

Steven Spielberg (izquierda) y Tom Hanks (centro)

Spielberg ya había mostrado su interés por la gran conflagración de 1939-1945 (1941, El imperio del Sol, La lista de Schindler), pero Saving Private Ryan marcó un antes y un después a raíz de su estreno en 1998. Exhibe un dominio de las claves tradicionales del género y del drama humano, y no elude la violencia explícita: caótica, brutal, sangrienta, visceral como la guerra misma. Por supuesto, no es una obra exenta de pegas; pero cumple sobradamente con el objetivo de entretener, conmover y hacer pensar al espectador, tres cosas que no siempre van unidas de la mano. Por otro lado, Tom Hanks consigue que nos creamos su personaje, el capitán John Miller, encargado de localizar tras las líneas enemigas al paracaidista James Francis Ryan. Y al término de las casi tres horas de metraje, seguramente también tú te preguntarás si el viaje y el sacrificio merecieron la pena.

 

 

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