The Dark Side of the Moon (1973)

27 Marzo 2023

(Pink Floyd / Reproducción: Kilyann Le Hen. Wikimedia Commons)

Este mes se cumplió el medio siglo (¡!) del lanzamiento de un álbum fundamental en la historia del rock. Hubo varios en 1973 que merecen el calificativo de grandes; alguno ya ha visitado este blog, y algún otro es posible que lo haga antes de que termine el año. Pero ninguno se mantiene vivo en la memoria colectiva de la música popular como The Dark Side of the Moon (CD 720), de Pink Floyd. Del mítico disco y de sus creadores se ha escrito tanto, que sería pretencioso querer añadir algo realmente nuevo. Pero, por si acaso eres una de las raras personas a la que ni siquiera le suena el título o la famosa imagen del triángulo, aquí te proporcionamos los datos esenciales.

Todo empezó a finales de 1971. En aquel momento, la banda británica llevaba publicados seis álbumes de estudio y planeaba el séptimo. El bajista Roger Waters propuso que fuera conceptual y centrado en los problemas mentales, una clara alusión al cofundador Syd Barrett, expulsado del grupo apenas tres años antes. De hecho, la gira en la que probarían el nuevo material llevaba originalmente el subtítulo de «A Piece for Assorted Lunatics» («Una pieza para lunáticos»). Entre medias encontraron hueco para grabar el disco en dos tandas de sesiones, bajo la responsabilidad del ingeniero de sonido Alan Parsons. En el proceso se emplearon técnicas avanzadas para la época, experimentando con la grabación multipista, los efectos de sonidos y voces, los bucles de cinta y los sintetizadores analógicos.

Pink Floyd de gira por Estados Unidos en junio de 1973. De izquierda a derecha: David Gilmour, Nick Mason, Roger Waters y Richard Wright. (Fotografía: Erik Calonius. Wikimedia Commons).

En realidad, The Dark Side of the Moon es una mirada al «lado oscuro» de la condición humana (no sólo la locura, sino también la violencia, la avaricia, la discriminación, la muerte...), a su vez reflejo de las presiones que enfrentaba la banda y, muy particularmente, Waters (todas las letra son suyas). Lo grande del disco es la manera genial en que él, David Gilmour a la guitarra, Richard Wright a los teclados y Nick Mason a la batería, desarrollan musicalmente la idea. Los diez temas del vinilo aparecen enlazados sucesivamente, con la única y obligada interrupción del cambio de cara (de haberse grabado en la era digital, la composición habría sido continua de principio a fin). Es un trabajo difícil de clasificar, porque en algún pasaje recuerda la psicodelia que caracterizó los primeros años de la banda, y en otros se adentra en el rock progresivo.

Un porcentaje de la buena crítica y del éxito de The Dark Side of the Moon se debe a Alan Parsons, quien sería nominado al Grammy a la mejor ingeniería de grabación (no clásica). Invitado a participar en el siguiente elepé de Pink Floyd, declinó la oferta para fundar The Alan Parsons Project (1975-1990). (Fuente: Radio Futuro).

El lanzamiento en Estados Unidos tuvo lugar el 1 de marzo de 1973, adelantado por días al del Reino Unido. Aunque la estructura del elepé aconsejaba la escucha de sus 42 minutos de un tirón (o en dos, por aquello de la pausa entre caras), se promocionó mediante sencillos a 45 R.P.M. El primero fue Money, un alegato anticonsumista y antimaterialista que se distingue por el inusual compás de 7/4 o 7/8 (hay discusión al respecto) y el bucle de cinta con el sonido de una caja registradora y el tintineo de monedas. Como los otros singles, lo que se sacó en formato pequeño era una versión reducida de la pista del álbum, más larga:

Us and Them salió el 4 de febrero de 1974. La música es de Wright, quien compuso la melodía original para una película de Michelangelo Antonioni. El italiano la desestimó con un argumento («Es hermoso, pero demasiado triste») que, sin embargo, encaja con la letra de Waters sobre la incomprensión y el rechazo del «ellos» al que se alude el título. La duración (3:14) y la edición del sencillo anulan el atractivo hipnótico del corte del álbum (7:49). Mejor quédate con éste:

Time se lanzó únicamente en Estados Unidos, acortados a 3 y medio los casi 7 minutos del álbum. Esta vez, Gilmour cede el rol vocalista a Wright en los puentes. Distintivo de este tema, el largo pasaje introductorio de relojes y alarmas (idea de Parsons) y percusión, más los solos de guitarra y la letra de Waters en torno al paso del tiempo y el control de la vida propia. Vuelve a merecer la pena preferir la versión larga de la canción, por otra parte, única del álbum en acreditarse a los cuatro miembros del grupo:

The Dark Side of the Moon se antoja excesivo y anticomercial. En la época que se gestó y publicó no lo era tanto, porque bandas como The Who, King Crimson, Yes, Genesis, Jethro Tull y otras más o menos relacionadas con el rock progresivo, se habían entregado —y seguirían haciéndolo durante un tiempo más— a la creación de álbumes conceptuales, experimentales y, a veces, desmedidos. Lo novedoso fue el enorme éxito que tuvo desde un principio este de Pink Floyd. Ocupó el número 1 del Billboard 200 durante una sola semana; pero ha estado en la lista 976 semanas no consecutivas desde entonces, y sigue sumando. Y, aunque la exactitud de los cálculos de ventas en la industria discográfica es objeto de debate, se acepta que es el tercer o cuarto álbum más vendido de todos los tiempos, con 45 millones de copias declaradas. Además, Money fue el primer éxito sencillo del grupo en Estados Unidos (decimotercera posición en el Billboard Hot 100), solo superado por el número 1 de Another Brick in the Wall en 1980.

 

La edición en CD de la Mediateca es una argentina de la remasterización de 1992. El diseño de la portada sigue acreditado a Storm Thorgerson, fundador del colectivo Hipgnosis y responsable del arte gráfico de la mayoría de los álbumes de Pink Floyd.

Por otra parte, queda el legado temático y de instante cumbre en la historia del rock  (la comparación con OK Computer, de Radiohead, es recurrente). También, como obra de arte en sí misma. El reconocimiento sigue vivo en nuestro siglo XXI, por medio de homenajes y tributos, por la decisión de Waters de regrabar en solitario lo que considera «mi proyecto», o por la lujosa reedición/remasterización «50 aniversario» que acaba de ponerse a la venta. Por no hablar de la persistencia del fenómeno The Dark Side of the Raimbow, ese efecto de sincronía entre la música del disco y escenas de la película El mago de Oz.

50th Anniversary Deluxe Box Set. (Fuente: Pink Floyd Official Storage).

¿Cómo fue posible semejante triunfo? Por muy icónica que sea la imagen de la portada —ese haz de luz blanca sobre fondo negro que se proyecta en un prisma y emerge como los colores del espectro—, lo que marcó la diferencia fue la creatividad, de un perfeccionismo rayano en la obsesión, desplegada por los cuatro miembros de la banda. Roger Waters podía ser el líder, pero no ahogó el trabajo en equipo. En los años siguientes, la racha de aciertos de incrementaría con Wish You Where Here (1975), Animals (1977) y The Wall (1979). Entonces, las tensiones internas, que no eran nuevas pero se habían encauzado creativamente, acabaron rompiendo Pink Floyd. Pero esa es otra historia, y de ningún modo resta brillo al logro de The Dark Side of the Moon.

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