La última gala de los Óscar, celebrada ayer en la ciudad de Los Angeles, dejó unas cuantas noticias que merece la pena comentar. La primera es la más obvia: la ausencia de una presentadora o un presentador que la condujera (no ocurría desde 1989), lo que, aseguran, le restó fluidez y orden (de hecho, se pasó 10 minutos del tiempo establecido). Si tuviste oportunidad de seguirla, nos gustaría conocer tu opinión.